La práctica docente es tanto una fuente de reflexión como un objeto de evaluación crítica e indagación, lo que permite el mejoramiento continuo y la innovación educativa. Esta capacidad reflexiva sostenida impulsa transformaciones en la forma de enseñar, favoreciendo aprendizajes de calidad.
Ser docente de excelencia implica un compromiso activo con la mejora constante y la innovación, fomentando además la reflexión pedagógica, la investigación sobre la docencia y el intercambio de buenas prácticas en su comunidad académica. Este proceso puede nutrirse de herramientas e instancias formativas promovidas por la UC, como la autoevaluación docente, la videograbación de clases, la encuesta docente y la evaluación temprana de cursos. Y desde el fomento a la investigación en este ámbito, con iniciativas como el Fondo de Investigación en Docencia Universitaria.