A+S: Experiencia que contribuye a transformar la sociedad
Escribo esta reflexión sobre A+S en medio de la partida repentina de una estudiante de Derecho de la UC a quien tuve la fortuna de conocer, la Trini. Conversando con su papá recordábamos cómo parte de sus experiencias más significativas en la UC estuvieron ligadas a instancias de servicio: tutorías escolares, apoyos en preuniversitarios y espacios similares. Eso me hizo ver con especial nitidez lo sustantivos que son estos ámbitos de servicio en la vida universitaria de nuestros estudiantes.
Por Francisco Gallego Yáñez
También me llevó a pensar en lo distinto que la UC aborda hoy el tema del servicio en comparación con mi época de estudiante (hace ya varios años…). Para mi generación, el servicio era sin duda importante, pero se vivía en paralelo a la docencia o a la investigación, como algo separado. El contraste con el presente es notorio: hoy entendemos que el servicio constituye una dimensión central de lo que queremos ser como universidad. Y eso nos hace mejores.
En docencia, esto se refleja en los cursos A+S, donde se diseñan metodologías que integran aprendizaje y servicio de manera recíproca: se aprende sirviendo y se sirve aprendiendo. Gracias a ello, no solo servimos mejor, sino que también aprendemos mejor. Estos cursos buscan potenciar capacidades que queremos cultivar en nuestros estudiantes: vocación de servicio público, trabajo en equipo, compromiso social y liderazgo colaborativo.
He tenido el regalo de ser cinco veces profesor en ramos A+S y he podido ver cómo estas ideas se llevan a la práctica. En particular, en el curso Cerrando Brechas Educativas implementamos un servicio concreto —basado en rigurosa evidencia empírica generada dentro y fuera de la UC— a través de tutorías escolares en alianza con la ONG Conectado Aprendo. Así, cada semestre se impacta directamente a cientos de niños, niñas y adolescentes, mientras que nuestros estudiantes desarrollan conocimientos interdisciplinarios sobre educación que amplían sus perspectivas y fortalecen la forma en que llevan adelante el servicio.
No es un proceso fácil: requiere que nuestros estudiantes enseñen, convenzan, organicen y, al mismo tiempo, aprendan con humildad a ser parte de un desafío mayor. Ese “paquete” de experiencias es lo que hace que el servicio se integre de manera potente a la docencia, retroalimente la formación y se traduzca en un aporte real a la sociedad.
Estas vivencias se conectan directamente con mi nuevo servicio dentro de la UC: desde abril me desempeño como Prorrector de Gestión Institucional (PRGI). Para muchos este cargo suena complejo (¿por qué “pro”?, ¿qué significa “gestión institucional”?). En palabras simples, es la unidad de la dirección superior que busca ayudar a vincular de manera orgánica el proyecto universitario de la UC con la sociedad.
¿De qué modo? A través de nuestro sueño compartido: “contribuir a la transformación de la sociedad, infundiendo nuestra identidad como sello diferenciador, en la formación, la creación, el descubrimiento, la reflexión y el servicio”. Como es evidente, la metodología A+S es una herramienta crucial para hacer realidad ese sueño de un modo muy orgánico: el servicio se produce junto con nuestra formación. Lo mismo se aplica a actividades de creación, descubrimiento, que queremos estén profundamente al servicio de la sociedad. Es, en definitiva, la manera en que buscamos impactar en el mundo y servir desde lo que somos como universidad.
Francisco Gallego Yáñez
Prorrector de Gestión Institucional UC