¿Qué es A+S? Reflexiones desde la antropología
Más que una metodología pedagógica, propongo pensar el Aprendizaje y Servicio (A+S) como una práctica educativa situada, que encarna una antropología particular de la educación. En esta columna, ofrezco una reflexión sobre su sentido y su relación con la enseñanza de nuestra disciplina en la universidad.
Por Francisca Massone Moya
A+S se sostiene en una visión del mundo que reconoce a la comunidad humana como un entramado de lazos de reciprocidad y apoyo. Propone una forma concreta y profundamente humana de educar: el aprender haciendo. Supone una filosofía social pragmática y una manera ética de vincularse con el entorno en una etapa clave de formación personal. También es una apuesta por una sociedad más justa y solidaria, compuesta por personas comprometidas con el bien común y su propio desarrollo. En ese sentido, A+S es también una práctica política y ética, afín a la tradición de la educación popular y emancipadora.
Esta lógica solidaria convive, sin embargo, con otras fuerzas que estructuran la vida universitaria. La competencia, por ejemplo, asociada al concepto de “carrera”, introduce dinámicas de disciplina, entrenamiento y lucha. También encontramos lógicas utilitaristas, que reducen la educación a una transacción entre dinero, servicios y certificación. Así como en la evolución humana coexisten la competencia y la cooperación, en la educación superior se entrecruzan múltiples proyectos pedagógicos. En este contexto, el A+S representa una apuesta ética y formativa para nuestras disciplinas.
En la Escuela de Antropología de la UC, la incorporación del A+S es reciente. Aunque podría parecer natural en una disciplina centrada en el trabajo de campo, su implementación ha implicado importantes desafíos, especialmente al momento de transitar desde el diagnóstico hacia formas de intervención colaborativa. A esto se suma la necesidad de movilizar recursos, tiempos y voluntades, lo que exige liderazgo y coordinación para lograr instalar esta metodología con fuerza y convicción en el proyecto formativo de la unidad académica.
A través del comité curricular, se acordó incorporar el A+S en dos cursos mínimos: uno en el ciclo de licenciatura (Análisis Cualitativo) y otro en el ciclo profesional (Formulación y Evaluación de Proyectos Sociales). Gracias al compromiso sostenido de los profesores Ignacio Sandoval y Jaime Coquelet, pioneros en la implementación de esta metodología en nuestra carrera, hoy podemos reconocer en ella un valioso aporte a la formación profesional y al fortalecimiento del compromiso público de nuestros estudiantes.
En Estados Unidos, existen varias iniciativas que cruzan A+S con la enseñanza de la antropología (Keene & Colligan 2004; Simonelli & Roberts 1998). Allí también se identifican resistencias por parte del profesorado, ya sea por dificultades para integrar la lógica de servicio en la enseñanza, o por la alta demanda de tiempo y dedicación. Sin embargo, también se reconocen múltiples aprendizajes.
La antropología aporta al A+S herramientas valiosas: compromiso con la diversidad cultural, trabajo con comunidades desde el respeto y la horizontalidad, y metodologías que permiten identificar problemáticas significativas. Por su parte, el A+S ofrece a la antropología una dimensión de compromiso público que muchas veces está ausente en la formación disciplinar. Aunque somos expertos en observar la sociedad, esta práctica nos invita a involucrarnos. Para las comunidades, nuestros cursos pueden ser espacios concretos de colaboración; para nuestros estudiantes, oportunidades de aprendizaje significativo, aplicado y transformador.
A+S es desafiante. Pero en estos primeros años, hemos visto cómo sus efectos trascienden el aula, transformando las trayectorias estudiantiles y reactivando preguntas sobre el sentido de nuestra práctica pedagógica. A veces el mundo parece empujarnos al desencanto. Pero si desde la docencia podemos contribuir al servicio de la comunidad, entonces podemos afirmar, con esperanza y convicción, que el mundo seguirá girando con la fuerza de la solidaridad y la reciprocidad.
Francisca Massone Moya
Subdirectora de pregrado
Escuela de Antropología