La experiencia disruptiva en los procesos de intervención dentro del contexto universitario.

4 de Diciembre 2020

Según el Informe “COVID-19 y educación superior: De los efectos inmediatos al día después” de IESALC (2020), parece claro que en todo el mundo el cese temporal de las actividades presenciales de las instituciones de educación superior ha operado como un enorme disruptor sobre su funcionamiento. El impacto de esta disrupción es muy variable y […]

La primera invitación que hacemos antes iniciar la lectura es que puedas hacerlo con una mirada reflexiva y crítica basada en las prácticas individuales o grupales de las que participas dentro de la comunidad universitaria. No cabe duda de que mediante la incorporación de metodologías y estrategias se ha logrado construir de manera globalizada los procesos educativos, tecnológicos y sociales, abarcando nuevos retos desde una perspectiva sustentable, integradora e inclusiva.

Según el Informe “COVID-19 y educación superior: De los efectos inmediatos al día después” de IESALC (2020), parece claro que en todo el mundo el cese temporal de las actividades presenciales de las instituciones de educación superior ha operado como un enorme disruptor sobre su funcionamiento. El impacto de esta disrupción es muy variable y depende, en primer lugar, de su capacidad para mantenerse activos en sus actividades académicas y, en segundo lugar, de su sostenibilidad financiera. Los esfuerzos realizados para continuar dictando cursos en modalidad virtual han sido notables en todo el mundo y, vista la falta de experiencia con situaciones semejantes en el pasado, la transferencia tecnológica no ha sido fácil.

Basado en la experiencia antes mencionada, es difícil comprender la posibilidad e impacto de lo que hoy podríamos considerar en los procesos educativos emergentes. Es por ello, que la innovación disruptiva juega un papel fundamental en la manera en la que se venía realizando tradicionalmente la educación. Educar disruptivamente va a implicar entonces adoptar una perspectiva de enseñanza centrada en el estudiante usando las tecnologías de la información y la comunicación, además metodologías didácticas apropiadas.

Todo este contexto y la nueva influencia tecnológica nos permite ahondar en temas aún más profundos como por ejemplo la penetración del uso de la tecnología en aspectos cotidianos de la actividad humana. Por otra parte, podemos destacar la dinámica de las interacciones sociales y los subconjuntos de relaciones que existen entre estas. Acentuando el accionar de las instituciones, transformando su organización y procesos, mostrando sus dotes de resiliencia y flexibilidad, lo que ha permitido desarrollar competencias de cara a las demandas de la nueva realidad.

Respecto a las competencias, este término ha sido objeto de múltiples interpretaciones, según Eraut (1998), quien lo define como un sistema de acciones complejas que incluyen el conocimiento, las habilidades y actitudes requeridas para completar con éxito las tareas. En su conjunto este modelo se puede convocar para actuar con eficacia en circunstancias y demandas socio educativas, es decir, para incrementar las capacidades y disposición individual frente a la naturaleza compleja del desarrollo de las actividades académicas en tiempos de cambio.

A propósito de estas competencias a desarrollar, Ossa (2019) presenta un abanico de posibilidades pedagógicas que son pertinentes dentro del ámbito educativo y van en la línea de lo que el contexto mundial demanda en temas de formación. Así pues, las tendencias que van incrementándose en su uso, son las: Collaborative Learning donde las y los estudiantes puedan desarrollar habilidades individuales y grupales a partir de la discusión en conjunto, el Micro-Learning generando aprendizajes a través de pequeñas píldoras de conocimiento, reduciendo las brechas de conocimiento. También, con miras a desarrollar nuevos escenarios se encuentra la inteligencia artificial que permite la creación de sistemas que se adapten a los diferentes estilos de aprendizaje. Por último, la práctica y uso de realidad mixta introduciendo contenido 3D en los escenarios del mundo real, vinculando la realidad virtual y realidad aumentada, brindando una formación más práctica para que las y los estudiantes puedan aplicar su conocimiento y realizar experimentos de manera sincrónica.

Finalmente, retomamos nuestra idea principal de tener una perspectiva global y multidisciplinarias de las prácticas educativas, para ir creando espacios de aprendizaje disruptivos, pero sobre todo que cumplan con los principios de comunidad, mediación cognitiva, inclusión y nuevas tecnologías.

Para profundizar sobre la educación disruptiva y los procesos de innovación en las instituciones universitarias te invitamos a revisar los siguientes enlaces:

Referencias:

IESALC (2020, 6 de abril). COVID-19 y educación superior: De los efectos inmediatos al día después. Análisis de impactos, respuestas políticas y recomendacioneshttp://www.iesalc.unesco.org/wp-content/uploads/2020/04/COVID-19-060420-ES-2.pdf

Eraut, M. (1998). Concept of competence. Journal of Interprofessional Care,12,127–139

Ossa (2019).  Tendencias educativas para el siglo XXI: Educación virtual, Online y @Learning. Elementos para la discusión. Edutec: Revista electrónica de tecnología educativa, ISSN-e 1135-9250.