Autoevaluación y reflexión docente para la mejora de la competencia profesional del profesorado en la sociedad del conocimiento

10 de Enero 2022

Dada la importancia de los y las docentes durante el proceso de enseñanza y aprendizaje, es que a lo largo del tiempo han sido constantes los esfuerzos realizados por evaluar sus figuras a fin de producir mejoras en la calidad de la educación recibida por los estudiantes. Pese a esto, en su artículo Martínez, Yániz […]

Uno de los retos que entraña vivir en la sociedad del conocimiento es que se exige la reconceptualización de él y la docente como sujetos más críticos y partícipes en el proceso de evaluación y mejora de las competencias que les permitan un ejercicio eficaz de su función como formadores. En este sentido, los procesos de autoevaluación y reflexión suponen una oportunidad para favorecer caminos hacia el autodescubrimiento, el desarrollo y la mejora del ejercicio profesional de la docencia.

Dada la importancia de los y las docentes durante el proceso de enseñanza y aprendizaje, es que a lo largo del tiempo han sido constantes los esfuerzos realizados por evaluar sus figuras a fin de producir mejoras en la calidad de la educación recibida por los estudiantes.

Pese a esto, en su artículo Martínez, Yániz y Villardón (2018) reconocen una característica de la cual adolecen los modelos de evaluación de la calidad de la docencia más comunes en la actualidad, al señalar que en la gran mayoría de ellos se deja fuera del análisis la perspectiva del profesorado evaluado. Es por ello que las autoras destacan la necesidad de incorporar al interior de las distintas casas de estudio propuestas de autoevaluación basadas en la práctica reflexiva del cuerpo docente respecto de sus propias competencias, pues ven en ello el potencial para trasladar el foco de la evaluación desde el control y la sanción hacia la mejora continua de las habilidades docentes, al mismo tiempo en que se pone de manifiesto la relevancia del papel activo del profesorado durante dicho proceso.

Por otro lado, Martínez, Yániz y Villardón (2018) también ponen de relieve la importancia de saber abordar la pregunta sobre la calidad de la enseñanza desde su multidimensionalidad, motivo por el cual sugieren un instrumento de autoevaluación compuesto de 9 dimensiones o competencias docentes esenciales[1], para todas las cuales sugieren aplicar dos escalas de evaluación complementarias. Una primera en las cual se pide al profesorado responder sobre el nivel de importancia asignado a una determinada competencia docente, y una segunda escala en que se les consulta por los niveles de aplicación o realización de dicha competencia en sus desempeños individuales.

Desde la visión de las autoras, la gran virtud de implementar un instrumento con estas características es que permite analizar los resultados mediante la Técnica de Análisis de la Importancia y la Realización AIR, según la cual es posible determinar el nivel de discrepancia existente entre los aspectos más valorados por los y las docentes y aquellos aspectos que llevan a cabo en mayor medida en la realidad. Este cruce de evidencias permitiría extraer una serie de recomendaciones personalizadas de acuerdo a las creencias y desempeño autorreportados por los y las docentes.

Así pues, luego de analizar los resultados de una aplicación piloto de este instrumento en profesores de educación primaria de España, Martínez, Yániz y Villardón (2018) reiteran la utilidad del ejercicio de la autoevaluación y de la escala propuesta, pues esta permitiría al profesorado poner el foco en sus propias necesidades, dado que les facilitaría el reconocer su percepción sobre la profesionalidad docente y cómo ellos mismos se situarían dentro de ella. Además, les sería más fácil identificar y reflexionar sobre sus puntos fuertes y débiles encadenando procesos de mejora desde la propia experiencia y ajustados a situaciones concretas dentro de su labor como formadores.

Sin detrimento de todo esto, las autoras advierte de que es conveniente señalar que la autoevaluación debe ser solo una más dentro de las tantas herramientas que componen el modelo de evaluación de la calidad de la docencia al interior de las instituciones, ya que solo a partir de la integración de mecanismos de evaluación diversos se puede reducir la posibilidad de sesgos en la medición y también ofrecer la oportunidad a los y las docentes de revisar aspectos de su enseñanza que desde su posición no son observables.

Este hecho obliga a reconceptualizar los sistemas de evaluación docente en todos los niveles educativos hacia enfoques integrales que aborden el fenómeno sobre la calidad de la docencia en su multiplicidad de dimensiones y actores, tal y como hoy lo está impulsando la UC al potenciar la implementación en sus docentes de la “Carpeta de evidencias para la calidad de la docencia”.  En ella se ofrece diversidad de herramientas para retroalimentar la práctica del profesorado UC, incluyendo la Autoevaluación Docente, cuyo objetivo es que los y las docentes analicen críticamente su desempeño a fin de reflexionar sobre la calidad de su enseñanza.

Te compartimos una infografía que sintetiza los elementos principales del articulo:

Te invitamos a utilizar este instrumento y conocer más acerca de estas herramientas en el siguiente enlace:

[1] Las competencias evaluadas son la Competencia para la planificación y gestión educativa, la Competencia para gestión e implementación del curriculum, la Competencia para la evaluación educativa, la Competencia en orientación y tutoría, la Competencia para el aprendizaje, la investigación y la innovación, la Competencia ética y el compromiso profesional, la Competencia para la coordinación y el trabajo en equipo, la Competencia para gestión emocional y la creación de un clima de confianza y la Competencia para la comunicación con los agentes de la comunidad educativa.